Llevo ya un tiempo con ganas de escribir este post y no me ha salido, pero hoy estuve hablando con esta persona y decidí que era momento de hacerlo.
A Nico lo conocí casi que por error en Diciembre, cuando vino desde Argentina a pasarse unos meses en mi país, y como viviría cerca a mi casa, a alguien se le ocurrió que yo podría ayudarle si él necesitaba algo, por eso de ser nuevo en la ciudad y todo, no vaya a ser que se perdiera, lo mataran, le robaran y secuestraran en territorio colombiano.
Pero Nico nunca necesitó de mí. Se conoció el centro amurallado de la ciudad en no sé cuantas horas (y mejor que yo en nueve años, hostias!), se paseó por el sistema de transporte público de Cartagena (que es una auténtica putada) sin ayuda y hasta se dio el lujo de perderse y quedarse dormido en algún taxi.
El caso es que cuando conocí a Nico me fue un poco indiferente. Nunca me fue algo super especial desde el momento uno, como me suele suceder con las personas especiales que han venido a hacer parte de mi vida.
El 2 de Enero salí por primera vez con Nico en mero plan cine, al que terminamos no entrando porque no nos dio la gana. Comimos pizza, fuimos al centro, nos encontramos con otros de sus amigos argentinos que venían de paseo y nos quedamos hablando en las murallas.
Ese día Nico se volvió especial, al principio, sin mérito propio. Es que entre más lo escuchaba, más me recordaba a Jose, Jose es otra historia. Pero el caso es que el hecho que tuviese un aura de él hacía que no quisiera irme a casa.
Dejó de parecerse a Jose y empezó a parecerse más a sí mismo entre más me hablaba de su vida.
Una vida marcada por imposiciones no bien recibidas, una familia desunida en contraste con la mía, una mujer recién casada con otro y, lo que me pareció distintivo, una soledad extraña, para alguien que la pasa muy acompañado.
Rápidamente me empezó a importar. Supe que Nico sería mi amigo, incluso después de que se fuera a su país.
Es que tenemos vidas tan diferentes Nico y yo. Personalidades tan distintas, que justo ayer que era su cumpleaños, le decía que no nos entendíamos. Pero sin saber mucho sobre nuestros pasados, y sabiendo que ese día nos quitamos un poquito de coraza para mostrarnos, llegué a la conclusión de que teníamos cosas en común.
No creemos que la muerte acabe con la vida y ya, pero no creemos en dios. Nos gusta viajar y escuchamos a las personas. Analizamos a los extraños que pasan por la calle. No nos sentimos cómodos recibiendo regalos pero nos encanta darlos. Pero más que nada, tenemos una aplastante soledad bien buscada, no sé si del todo merecida.
Eso me parece a mí.
He pensado por años que las almas solitarias se atraen, y descubrí casi de inmediato que es así.
Creo que cuando conoces a alguien que, sin importar si es cercano o no, se te borda en el pecho, es porque en el fondo se persiguen las mismas cosas que ambos creen importantes, aunque no sean fáciles de admitir.
Creo que Nico busca a alguien que le quiera, que le muestre y le diga lo que vale y que vea y quiera ver más allá de lo que los demás miran. Alguien que lo escuche con los ojos, y no que lo devore con la mirada.
Me da la impresión de que Nico siente que lo bueno que tiene en su vida ha sido por imposición y no por mérito y eso le genera un vacío y ganas de querer probar que es capaz de hacer, dar y recibir más.
Creo que ha buscado amor en camas, consciente de que ahí no está. Y creo, además, que Nico tiene miedo de quedarse solo como ahora, estancado.
No sé si es que él en realidad proyecta esas cosas, o es que como yo las siento, me veo reflejada ahí y encuentro cosas que no están, sólo después de inventarme esa realidad en mi cabeza.
He conocido muchas almas como la suya, como la mía.
Estoy feliz de que, a pesar de tantas cosas, pueda en mi vida tener el privilegio de conocer personas como él. Conocerle, aunque sea un poquito, de verdad.
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