Hoy voy a contarles sobre un área de mi vida que es muy importante para mí y que me ha cambiado totalmente en casi todos los aspectos. Hoy voy a hablarles de AIESEC y del efecto dominó que ha ocasionado el haber hecho parte de esta organización.
Primero la parte ñoña:
AIESEC es una organización creada por estudiantes y de la que hacen parte sólo estudiantes universitarios, desde hace más de sesenta años, con el objetivo de empoderar a los jóvenes en el contexto mundial, a través de roles de liderazgo como miembros, y a través de intercambios en otros países (más de cien países están con AIESEC), bien sea una práctica social voluntaria... o una práctica profesional asalariada en una empresa.
Pero AIESEC es más que eso... es una plataforma que te permite tener interacción con TODOS los miembros a nivel mundial, encontrarlos en eventos locales, regionales, nacionales, continentales e internacionales. Cada comité local (de uno a cuatro por ciudad) tiene su baile, sus normas, su cultura organizacional... al igual que cada comité nacional.. así que en un evento, digamos en India, puedes ver a un miembro de AIESEC Japón bailando el baile de AIESEC México. Puedes ver a miles de personas de diferentes países y culturas bailando el rol call de tu país.
Eso es AIESEC.
Entré como miembro de la organización en 2011, a principios de Octubre. Entré porque me apasiona viajar y mi propósito era tomar un intercambio voluntariado en Brasil. Quería aprender portugués, conocer Río, y además, Brasilia. Pero también quería seguridad. El portugués no es un idioma muy alejado del español, la cultura brasilera no está muy alejada de la colombiana, la distancia no es muy grande, los precios de los tiquetes de avión no eran muy altos... ir a Brasil era un sueño fácil.
En Diciembre de 2011 iría a Brasil por dos meses. Y no me iría sola.
Pero los estudiantes universitarios de Colombia entramos en Paro nacional... y suspendimos clases por un mes, desde octubre a noviembre. Así que en Diciembre tuvimos exámenes finales y en Enero también. No pude viajar a Brasil en esas vacaciones. Poco sabía yo, llena de rabia y frustración entonces, que era el universo diciéndome que mi destino no estaba en Brasil.
En enero de 2012 recibí un mensaje de un extraño en facebook. Su nombre era Senyar (así se pronuncia). Me dijo que era de Turquía y que estaba dirigiendo un proyecto voluntariado para Febrero y que si me interesaba, podía hacer parte de él. Para entonces recibía mensajes diarios de Argentina, Venezuela, Italia, Tailandia, Japón, Nigeria, India y muchos países... así que recibir invitación de Turquía no me sorprendía para nada, ni siquiera abría los mensajes que no tuvieran asunto de Brasil, pero ése... por alguna razón, lo abrí. Le dije amablemente que no me interesaba, que quería ir a Brasil, además, que mi proyecto debía ser en verano para no interrumpir mis clases. Senyar me dirigió a Omer, el encargado del proyecto de verano en Turquía (en Bursa). No estuve muy interesada en tomarlo. Turquía y Brasil no se parecen en nada, ir a Turquía era demasiado costoso, era muy lejos, el idioma es muy duro, es una cultura musulmana, ¿y si la comida no me gusta? ¿y si discriminan a los latinos? ¿y si me pasa algo por allá?
Tuve mucho miedo de ir, además que mis ahorros no eran suficientes. Pero decidí hacerlo, tomar el riesgo y, cuatro meses después, gracias a la insistencia de Senyar, me estaría subiendo a un avión y cruzando el Atlántico, toda Europa, en un viaje de 26 horas... para aterrizar en la mágica Estambul. De ese viaje les contaré después.
Hice mi práctica en Bursa y me enamoré completamente de la ciudad. Me enamoré del país. Me enamoré de la gente y me enamoré de la cultura. Hice buenos amigos, Senyar por supuesto fue uno de los primeros y mas cercanos.
Ocho semanas después, estaba de vuelta en Bogotá, dispuesta a seguir con mi vida en Colombia, enamorada de Kaya, con intencion de volver algún día a Turquía, un poco deprimida, y muy endeudada con el banco para pagar mis tiquetes muy por encima de mi triste presupuesto.
Honestamente... me deprimía esa gran deuda. Tomé dos trabajos extra y hace un mes terminé de pagarla.
En todo este tiempo, los diez meses transcurridos desde que llegué de Turquía, muchas cosas han cambiado en mí, muchos planes.
Me he convertido en una persona con la misma cara, el mismo cuerpo y los mismos gestos... pero completamente diferente. Ahora que estoy en mi último año de universidad, y que puedo tomar una práctica profesional, que muchas veces se desenvuelve en un trabajo permanente en otro país, he decidido tomarla, de nuevo, en Turquía, si me es posible encontrar una allá.
Mi idea original era ir a otro país muy diferente, conocer más y más, con esta hambre del mundo que me caracteriza. Pero... las personas cambian. He cambiado.
Así que felizmente, el destino parece que conspira para mi favor.
Hace cinco años jamás imaginé ser parte de AIESEC. No sabía qué era eso.
Hace cuatro años empezaba mi carrera en la universidad, pensando que me desempeñaría en eso.. como todos lo hacen.
Hace tres años me sentía muy sola, y es triste admitir que no tenía aspiraciones a largo plazo.
Hace dos años entré a AIESEC y mi mentalidad era no arriesgarme, era ir a lo seguro... era seguir la corriente.
Hace un año me llené de valor y decidí, no sólo que me iría lo más lejos posible, sino que lo haría sin ayuda de mis padres, YO pagaría todo por mi cuenta... y YO decidiría a dónde ir y por cuánto tiempo.
Hoy...
Hoy he hablado con Senyar de nuevo.
Sé que hay amistades que se pierden con la distancia, que después de un tiempo te da igual hablar con algunas personas a quien se les quiso mucho, y que eventualmente, dejas de extrañar a algunos otros.
No es mi caso ni el suyo.
Puede que Senyar y yo estemos a miles de kilómetros de distancia, puede que él sea ahora el vicepresidente de intercambios sociales en su país y yo sea ex-miembro de AIESEC, puede que no hablemos el mismo idioma, y puede que nos hayamos hablado en un principio sólo por interés... pero hay amistades transatlánticas que vale la pena tener, especialmente si esa persona es, sin darse cuenta, quien ha cambiado tu vida.
Senyar y yo en Estambul |
Así que aquí estoy... quince meses después desde el primer contacto con Senyar, lista para empezar de nuevo. Y ya he dado el primer paso.Quizás, en doce meses, les contaré algo completamente diferente, pero les aseguro... esta decisión me ha cambiado la vida.
Y si eres estudiante entre 18 y 30 años... o si hace dos años o menos te graduaste, no dudes en ponerte en contacto con AIESECers en tu zona... es increíble.
Os dejo algunas fotos de mi experiencia en AIESEC:
Os dejo algunas fotos de mi experiencia en AIESEC:
Mi amiga Souka, de Marruecos y yo. |
En una de las muchas presentaciones que hice, hablando de Colombia |
Visitando a la bisabuela de la familia que me hospedó, visitiendo ropa tradicional turca |
Senyar y yo... no sé qué hacíamos. |
![]() |
Reunion de equipo, AIESEC Cartagena, 2011 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario